jueves, 13 de enero de 2011

Volando al cielo

Comenzó el día comprando una pistola. Una decisión errónea que marcaría el resto de su vida. Veintiséis años, triunfador, guapo. Nada se le había resistido en la vida, una carrera de éxito, una vida plena, viajes, fiestas, risas, amigos.

Un afortunado, pero ese día, compró una pistola.

Ella, chica guapa, acostumbrada a tener lo que quería. Un día se fijó en él, se encaprichó de sus profundos ojos y una noche se fue la luz y le iluminó con su sonrisa. Era lo único que se le había atragantado en la vida a ese hombre de mirada alegre, pero nunca más.

Ella decidió que se había acabado, que él había dejado de tener lo que a ella le gustaba de él, esa seguridad, ese orgullo de león. Dejó a un león herido, un león que quería rugir. Y se fue con otro, pero no pasó mucho tiempo cuando se dio cuenta de su equivocación.

Pero ya era tarde, él había disparado el gatillo, y se había volado los sesos. El león ya no volvería a rugir.

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