jueves, 29 de marzo de 2012

Escribieron historias con los dedos de los pies, construyeron castillos, dragones, doncellas. Construyeron todo esto y más en la arena...

Y entonces, entonces subió la marea.

martes, 27 de marzo de 2012

Lo siento mucho. Siento dejarte así, has hecho tanto por mí, y has pedido tan poco a cambio que no sé como podría pagarte sin vidas alternativas. Todavía recuerdo esas tardes de césped y mantel de cuadros, zumos y tortilla, días tirados en la playa haciendo castillos de arena y pintando sueños entre atardeceres.


Y luego tus padres, y tu perro, y tus amigos, y los míos, nuestros amigos, y un proyecto de vida juntos. Y terminé la carrera y allí estabas, con tu sonrisa eterna y sin entender nada. Trabajando, y trabajando pero riéndonos a solas, sin perder un atisbo de la complicidad que nos hacía únicos. 


Un anillo, una garganta muda y tu cuello asintiendo, llorando y riendo y yo sintiéndome por fin como un hombre, porque eras mi mujer. Un vestido blanco, flores, vino, baile y risas, la definición de la felicidad hecha realidad.


Pero una noche, una noche quiso el destino reírse de nosotros, y puso un borracho en mi camino. Y me arrancó todo, me arrancó todo en unas décimas de segundo, la alegría y la risa, atándome a esta cama de por vida, para que no pudiéramos correr por la playa nunca más, haciéndote esclava de mis necesidades.


Lo siento, lo siento mucho. Espero que me perdones, pero no soy suficientemente valiente para decirte adiós mirándote a los ojos. 


Y así, así se acabó todo.







sábado, 24 de marzo de 2012

Los labios

Carnosos, cálidos, suaves, sensuales y hoy soñé que me besaban. Y me soltaban, y me tomaban, boqueando el aire de tus pulmones, tu dulce aliento de mujer.

Te alejaste, solo para atravesarme con tus ojos fatales, engatusarme con tus melodías de sirena, y encallé en esos ojos fatales, imprudente.

Desperté tocándome los labios. Tan cierto, tan real, un sueño. Solo un sueño, un sueño tan suave que parecía realidad ...

martes, 20 de marzo de 2012

Se sentía seguro mientras que su padre conducía, era una suerte de héroe, como la mayoría de los padres para los niños pequeños. Siempre sabía a donde iba, y tan solo le iluminaban las luces cortas mientras conducía por la  oscuridad de la noche, y siempre dentro de esas líneas que a veces trompeteaban si se acercaba a ellas. 

Y es que no hacía falta mucha más luz para andar por el camino, al fin y al cabo, llegado el momento siempre se veían de lejos las luces de la ciudad, deseado destino  ...


Y es que en tu piel habitan los rayos de luna, y en tus ojos los sueños de los conquistadores, sueños dorados con miel...

sábado, 10 de marzo de 2012

Un pie y otro, un pie y otro, y arriba, arriba, camina, camina, como un niño de tres años se tambalea, se cae pero se levanta, siempre se levanta.

Un pie y otro, y otro, y el uno, y el otro, y camina, y cae, y se levanta, y corre, y salta, y vuela. Un pie y otro, un pie y otro, y arriba, arriba, salta, corre, trastabilla, llora, ríe, cae, levanta, despega, se tambalea.

Un pie y luego otro, un pie y luego otro, mientras nos quede aliento, mientras nos quede vida, hasta que encuentre tu dulce compañía, y no sea uno y otro, sino otro y uno y uno y otro, a la vez, juntos, hasta el final de los días ...